
Aprendizaje y responsabilidad. Mundo interno 7
Con Aprendizaje y responsabilidad finaliza Mundo Interno, (la primera parte de «Amazonas»), donde se sientan las bases o principios a desarrollar, junto con los conceptos básicos necesarios para entender el desarrollo inicial de la personalidad humana. En esta primera parte hemos visto: Qué son las emociones, Edad cultural y jerarquías, Vocación y servicio a la comunidad, Renovación, con o sin hijos, y dentro de los ritmos afectivos, la amistad, junto con los roles materno y paterno.
Las situaciones no se controlan, se observan
Querer controlar una situación, sin concederse el tiempo suficiente para observarla, genera tensión, ya que el auténtico control es automático y surge de la observación gradual de los procesos. No consume energía ni supone ningún esfuerzo.
¿Controlas o te controlan?
La primera noción de aprendizaje aparece en nuestra vida asociada al control de esfínteres y está relacionada con el concepto de higiene, liberación y descarga. El acto de alimentarnos y de evacuar (micción y defecación) es instintivo y no necesita ser controlado; sentimos hambre o sed y las satisfacemos en cuanto nos es posible. Si se retrasa, por algún motivo, la ingestión de alimento o de líquido, sufriremos de ansiedad.
Nutrición consciente

En los bebés, el proceso de alimentación y evacuación está prácticamente sincronizado puesto que su sistema digestivo es muy simple, ya que aún no tienen dientes y funciona de manera refleja. Al cuidar de ellos, se puede observar fácilmente como sus reflejos peristálticos se asocian con los reflejos de succión y digestión. A medida que crecemos, nuestro sistema digestivo crece con nosotros y va desarrollando sus funciones.
- El reflejo de succión deja paso a la masticación que ya no es refleja y necesita de cierta elaboración, aun así, la complejidad y diversidad de la alimentación adulta hace que, desde que se inicia el proceso de ingestión y masticación hasta llegar a el acto de la defecación, transcurran varias horas; a medida que la complejidad y diversidad de los alimentos ingeridos aumenta, el periodo de tiempo transcurrido entre la ingestión de alimentos y la evacuación es mayor.
Hacer pipí es tomarse una pausa para refrescar el sistema
El proceso de micción es diferente, su función es mantener el equilibrio químico de la sangre, el PH, y su frecuencia depende no sólo de la alimentación, sino de factores medioambientales, como la temperatura, el grado de humedad y contaminación atmosférica y el estrés físico y nervioso.
Mamá, siempre mamá
La madre, por medio de la observación, es la encargada de adecuar los ritmos de evacuación del bebé a las costumbres y hábitos impuestos por la civilización. Su trabajo es facilitar la integración del niño en la sociedad adulta y éste debe de aprender a no mojarse en los pañales y, sobre todo, a no cagarse encima. Se considera a un niño preparado para integrarse y salir de casa cuando, además de comer y andar, por sí mismo, controla sus esfínteres.
En la naturaleza, este tipo de aprendizaje no es necesario por eso, en libertad, los animales no conocen la «neurosis», asociada siempre al exceso de higiene o de control. (El sentido que se aplica a este término es el más básico, entendido como exceso de órdenes o de mensajes acumulados en nuestro sistema nervioso.)
Lo natural es ser y estar limpios
La libertad de movimientos y la higiene es algo natural a todo ser vivo y es el niño quien debe determinar cuando está maduro para dejar los pañales. Esto se logra por medio de la repetición (en forma amorosa) de pautas, en sus ritmos diarios de higiene y alimentación.
Ningún niño desea llevar pañales y mucho menos el culito húmedo o, lo que es peor, lleno de caca. En cuanto le sea posible, y sus reflejos nerviosos y sus palabras se lo permitan, asociará el bienestar de la higiene a la libertad de movimientos y al descanso y, poco a poco, aprenderá a anticiparse a la descarga del reflejo. Aprenderá a escuchar a su cuerpo y pedirá a su madre que le lleve al servicio, aunque al principio, con el tiempo justo.
Pero no demasiado…
Parece increíble ¿verdad?
Pues es cierto. Todo comenzó ahí, en el aprendizaje asociado al pañal, en su exceso o en su defecto. Ahí radica el germen de las «neurosis» de todo tipo que, a modo de cortocircuito, indican el comienzo de la manifestación de un problema de salud, que se irá agravando y solapando con diversos síntomas de no poner remedio a la causa que lo originó. En cuestión de salud o de enfermedad, todo es cuestión de grados, es como comerse un queso o un pastel redondo, se comienza por una sección y se avanza hasta enfermar o sanar, tan sólo hay que determinar el principio. En un pastel o queso no hay problema para determinar cuándo empezaste a comerlo, pero la primera infancia de un adulto queda ya muy lejos de su memoria y está sepultada bajo cantidades ingentes de estímulos y de nuevos aprendizajes.
El disco duro materno
O bien, podemos mirar, cara a cara, a nuestra madre recordando el tiempo más lejano que nuestra memoria guarda de ella de nuestra infancia. Este acto, por sí mismo, evocará y traerá a nuestra memoria un sinfín de recuerdos. Por medio de ellos y sabiendo, además, que nuestra madre proyectaba en nosotros todos sus sentimientos y emociones respecto a los actos en los que se involucraba en nuestras vidas: alimentación, higiene y educación de los sentidos; comprenderemos que el origen de todas nuestras fobias, manías e inseguridades radica en las fobias, manías e inseguridades de nuestra madre y que es una tontería seguir padeciendo por algo que ni siquiera nos pertenece.
En nuestra mano está mirar al presente y adecuar nuestros hábitos a las necesidades de nuestro cuerpo y dejar de actuar como autómatas sin control.
«Amazonas» va de cómo los humanos adquirimos la conciencia de género y de cómo superar los problemas que la diferenciación genérica ha generado en las personas. Para su mejor integración es recomendable descargar en primer lugar «Ser Mujer» y «Ser Pareja Hoy».