Hola mujer consciente…
Hoy quiero contarte que estoy más que harta de escuchar, eso de que ‘las cosas malas’ le pueden pasar a cualquiera, como si fuera una sentencia divina. Tal y como yo lo veo, todo lo que nos pasa a los humanos tiene sentido, así que he pensado que sería buena idea contarte como se gesta el Alzheimer. A sabiendas de que es un tema caliente a más no poder.
Este tema remueve tantos miedos y tantas historias que mi mente no para quieta tratando de dibujar una imagen coherente que aporte paz, armonía, tranquilidad y certezas en una cuestión que tiene algo de espeluznante, y como sabéis lo espeluznante no es lo mío.
Las cosas malas no le pasan a cualquiera
Así que voy a ver si consigo plasmar mis ideas volcando uno por uno los retazos de color con los que se me va mostrando la realidad de esta historia, que no es ni mucho menos como nos la están contando. Lo que en un inicio fue un rayo de luz, una fugaz intuición, se ha ido concretando con datos de historias en los que UNA VEZ MÁS, la protagonista es SIEMPRE, una mujer.
A las mujeres que sufren, su canción
Una mujer que ama, una mujer que sufre, una mujer que no es capaz de asimilar el paso del tiempo. El paso y el peso de la historia. sus propios pasos. Su caminar por la vida. Su experiencia orgánica y sensorial. Su propia sexualidad, sus orgasmos. La experiencia de su madre, de su abuela. Quizás las incipientes historias de sus hijas.
Una mujer que no es capaz de dar el SALTO a la modernidad anclada en las vivencias de sus tradiciones, Anclada en los prejuicios de su calle, de su barrio, de su pueblo y quizás también de su patria.
- Incapaz, por activa y por pasiva de integrar su puzle personal en el GRAN PUZZLE de la humanidad. Incapaz por tanto de DARLE sentido a sus accidentes, a sus enfermedades, a sus dramas y tragedias personales. A sus muertos.
- Incapaz de darles a sus hijos una imagen coherente, positiva, armónica y placentera del más allá. Entendiendo como más allá, el mundo que te encuentras cuando sales por la puerta de tu casa.
Cuando no sabes ni siquiera lo que es un orgasmo
Reducida su historia a las cuatro paredes de su cocina y su sala de estar y en los últimos tiempos a lo que escucha en la radio o ve en la televisión. De lo que se vive en su alcoba nada se sabe. No hay historia que contar. Que gozar o disfrutar. Todo se concreta en el amor e interés por sus hijos. ¿Sexualidad? ¿Orgasmos? ¿Quién los necesita en el día a día? Eso es cosa de las modernas.
Soltera, casada, viuda
Una mujer que sólo se siente poderosa, sólo SE SIENTE ella misma cuando es poseedora de un anillo nupcial. Cuando se ve cogida del brazo de un marido que solo la muerte podrá robarle. Y vaya que sí, pues este tipo de mujer es candidata con honores al título de viuda. Y con el tiempo, un alto porcentaje de ellas al OLVIDO de sí.
Condenada a vivir en su mente, el mismo sinsentido de una vida que no pudo asimilar, integrar, gozar o disfrutar. Una vida vivida en función de ella misma y no en función de los demás.
Cuando lo das todo por tus hijos
Mujeres que lo dieron TODO por sus hijos, no tanto por sus maridos. Que se esforzaron por ser limpias, buenas, serviciales, hacendosas, decentes…
Y el pago que reciben a cambio es el olvido de ellas mismas. La rotura y pérdida de su identidad personal rota y fragmentada en mil pedacitos, reflejo del caos y confusión que embargó su corazón día tras día. Un caos emocional y mental para el que no fueron preparadas. Y lo único que pudieron hacer es ‘ir tirando’… hasta caer rendidas, primero sus mentes. Después, sus cuerpos.
Radiografía de una vida volcada en el cuidado de los demás
QUE CONSTE… que esto es casi, casi un volcado de pantalla, tal cual lo he visto en el alma de aquellas clientes que han tenido que cuidar de una madre enferma. Memorias de dolor hechas jirones, y escondidas en los recovecos del alma de aquella que tuvo el valor de asumir los cuidados de una madre que ya no guardaba su tiempo. El tiempo que toda madre custodia mientras es consciente de si misma. El tiempo de sus hijas.
Una memoria caliente, escocida, que me recuerda a la imagen de una persona en la planta de quemados, algo que por suerte sólo he visto en pantalla pero que puedo intuir lo extremadamente doloroso que ha de ser.
Dolor, dolor y más dolor
Un dolor que toca ASUMIR, sublimar y purgar. Y lo único que puede lograrlo es la aceptación. La integración y COMPRENSIÓN de que no fue algo ‘malo’. Que no fue mala suerte. Que no fueron los genes. Que la cosa tiene un sentido. Una hoja de ruta y que no le PASA A CUALQUIERA.
Ni siquiera aunque tu madre y abuela lo tuvieran y murieran con ello.
Estimada mujer consciente
Respiro. Trato de pausar el ritmo en el teclado, mientras contengo la emoción..
Creo que ya he dicho suficiente. No más. El resto ha de hacerse en formato presencial y llevará tiempo, bastante tiempo. Van a ser necesarios muchos ‘injertos’ de piel. Sesiones y sesiones de trasferencia de HUMANIDAD. De certezas y confianzas plenas.
Si hay algo, poco o mucho que no entendiste o quieras saber, mejor me escribes. O me llamas. Es fácil encontrarme. Te escucho. Te leo.