Lucha por el Espacio. Concepto de Amor amazonas

Lucha por el Espacio. Concepto de Amor

Hasta aquí la  parte 1 de Mundo Externo  (la segunda parte de «Amazonas») titulada ‘La lucha por el Espacio’ donde exploramos las consignas que nos han convertido en humanos: los conceptos de Guerra y de Género. Concepto de Seducción, Tiempo libre y Amor.

Para los griegos existían tres denominaciones o tipos de amor: filia (amistad), eros (amor sexual) y ágape (progresiva unificación con el todo).

Amor ágape

El tipo de amor que puede evitar una guerra es el amor ágape, que entiende y favorece la convivencia. El amor ágape comprende que todos los hombres somos iguales en nuestro interior y que las diferencias responden a criterios individuales originados por ritmos evolutivos diferentes. Este amor antepone, sin esfuerzo, el bienestar de grupo a los intereses personales. Entiende que toda persona que se cruza en nuestro camino no es por azar sino para aportarnos un punto de vista diferente y enriquecedor. En caso de conflicto entre individuos, el respeto por las normas de educación y bienestar social que imperen en el espacio donde surja el conflicto, determinará la rapidez y eficacia en el logro de la solución.

Sin embargo, estas normas son imposibles de respetar si un individuo no tiene cubiertas las necesidades básicas relativas a nuestra condición humana. Estas necesidades son una alimentación, higiene y educación adecuada de los sentidos.  Este equilibrio personal permite el respeto de las dos reglas más elementales de la convivencia armónica entre los pueblos: el respeto a la propiedad y la libre circulación entre hombres y mujeres.

Definición de amor

En realidad, el amor ágape es el único sentimiento que merece la calificación de AMOR, definido en el diccionario como: «Sentimiento que mueve a desear que la realidad amada, otra persona, grupo humano, proyecto o cosa, alcance lo que se juzga su bien. A procurar que ese deseo se cumpla y a gozar, como bien propio, el hecho de saberlo cumplido»

Enamoramiento

En la primera parte vimos que la amistad, más que un sentimiento, es una emoción compartida, necesaria en ciertas etapas de la vida, que nos compensa de carencias afectivas relativas al espacio que ocupamos durante el desarrollo de esa etapa. Ahora vamos a ver que lo que llamamos enamoramiento, es la emoción compartida más fuerte que existe, comparable a un éxtasis químico y que puede crear adicción. En realidad, cuando nos enamoramos es cuando más lejos estamos del verdadero amor pues éste es un sentimiento que libera y da paz.

Encantamiento o hechizo

En el enamoramiento, en cambio, se produce un encantamiento o hechizo donde dejamos de percibir la realidad, los sentidos se embotan y sólo vemos el reflejo de nuestra emoción en el ser amado que se convierte en nuestro espejo. Esta emoción puede ser sincera y honesta, con lo cual el enamoramiento puede dar paso, como si de una borrachera compartida se tratase, a una sincera amistad y más tarde al auténtico amor. O, por el contrario, ser el producto de un deseo fugaz e instintivo que, una vez satisfecho mediante el encuentro sexual, hará que la ilusión se desvanezca como el humo.

La persona enamorada no ve, no conoce al objeto de su pasión pues ama los valores que ella proyecta y reconoce en él; sus propios valores, aún por descubrir. Si las dos personas evolucionan y comparten sus sentimientos, evitando el encuentro sexual, ese enamoramiento fructificará y dará paso a un camino de reconocimiento y desarrollo personal que, liberándoles de la atracción sexual y pasional, dará paso al auténtico amor.

El verdadero amor no es ciego

Sin embargo, si uno de los dos deja de proyectarse en el otro porque integra sus propios valores y su pareja no evoluciona a la par, el encanto se romperá y el otro amante quedará incompleto y sentirá que se le ha roto el corazón. El enamoramiento o flechazo, tal y como nos lo muestran las novelas y los medios de comunicación, es una enfermedad generada por un desequilibrio afectivo-emocional, es una cuestión de química adictiva.

Suele afectar a personas que han tenido carencias afectivas graves por parte del progenitor de género opuesto al suyo y no tienen activada su polaridad, masculina o femenina, por lo que dependen de su pareja para mantener su equilibrio emocional.

El amor como adicción

Además, estas personas suelen tener tendencia a otro tipo de adicciones químicas asociadas a la incomunicación emocional, como el tabaco o el alcohol, las cuales se agravan o manifiestan cuando discuten o no encuentran la estabilidad adecuada con su pareja. Cuando estas personas encuentran a una persona que les refleja su carencia polar, se sienten irremediablemente atraídas, tanto como un niño o niña de tres años por un caramelo esperando que su papá o su mama se lo concedan.

En el enamoramiento siempre hay una persona que atrae y otra que es atraída; una tiene la carga positiva y otra la negativa, independientemente de ser hombre o mujer.

  • La persona que atrae siente la necesidad de ver, poseer, oler, tocar, amar y reconocer. La atraída de ser admirada, olida, tocada y reconocida, de entregarse.

Cultiva el desapego

La única manera de romper el hechizo es que la persona que genera la atracción, la que lleva la carga positiva, se dé cuenta e invierta los roles y adopte una actitud pasiva, rompiéndole el esquema mental a su amor. Si la persona que se siente atraída valora esta actitud, quedará libre y comenzará a amarse por ella misma, empezando a generar los valores que proyectó en el ser amado. Si no es capaz de valorar, se sentirá despechada y buscará consuelo en otra parte. Todos los enamoramientos tienen un componente casi incestuoso y, con el paso del tiempo, cuando llega la convivencia y nacen los hijos, los miembros de la pareja acaban llamándose papá y mamá.

Cuando se da un enamoramiento, mantener la relación en estado platónico, durante un tiempo, facilita la transición hacia un amor más adulto.

Amor consciente

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Seguimos analizando las relaciones externas y dentro de ellas las posibles interacciones entre hombres y mujeres, conscientes y responsables de su vida y de su equilibrio físico y emocional. Hombres y mujeres que han superado la fase amistosa en su relación y están vacunados contra posibles enamoramientos. Esta vacuna se consigue superando un enamoramiento de forma adecuada o integrando la figura polar paterna del género opuesto en su interior; padre o madre respectivamente.

Estas personas no buscan un amigo con quien compartir aficiones, pues tienen gustos propios, ya definidos, independientemente del espacio que ocupan. ¡Buscan un compañero adecuado con quien vivir y disfrutar de la vida!

Dar y recibir

Las amistades nos definen, complementan y refuerzan mientras crecemos, y surgen siempre del contraste, entre dos personas ante un mismo estímulo. En la medida que una persona es capaz de contrastar, por sí misma, los diferentes estímulos que le ofrece la vida van necesitando menos del concepto que la amistad ofrece. Tampoco buscan un amante momentáneo con quien equilibrar sus emociones mediante el acto sexual. Las personas verdaderamente adultas ven la convivencia familiar como un medio de integración social y económica. Saben que una convivencia pacífica es fruto del conocimiento y respeto de los valores individuales y que este conocimiento requiere de un proceso en el tiempo. No añaden tintes románticos a la realidad, pero saben dulcificar y teñir de humor y ternura los ásperos momentos que la vida les pueda ofrecer.

El amante consciente da respeto y espera respeto. Valora cada situación desde todos los ángulos posibles y sólo recurre a la comunicación sexual como una vía de enriquecimiento en común, no como una gratificación personal.

mano con pulgar hacia arriba

«Amazonas» va de cómo los humanos adquirimos la conciencia de género y de cómo superar los problemas que la diferenciación genérica ha generado en las personas. Para su mejor integración es recomendable descargaren primer lugar «Ser Mujer» y «Ser Pareja Hoy».

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