
Lucha por el espacio. Concepto de Tiempo libre
¿Se podría considerar la relación sexual como una expresión artística o más bien como un medio de expresión cultural?
Arte y cultura
- Observamos que el arte es una virtud por la cual se expresa una realidad objetiva o subjetiva.
- Y la cultura la contemplamos como el conjunto de medios materiales e inmateriales de las que la sociedad dispone para relacionarse con el medio.
Las personas forman parte de la sociedad y el intercambio sexual se ha convertido en un medio para relacionarse no sólo interna sino externamente. Por otro lado, la diferenciación genérica y sexista impregna casi todos los niveles de las relaciones humanas y la expresión sexual llega en algunas personas a la categoría de arte. Incluso se ha convertido en un oficio. Se ejerce de macho o de hembra, permanentemente, a veces, por medio de un contrato.
Concepto de Tiempo libre
El concepto de tiempo libre aparece, en la sociedad civilizada moderna, asociado al tiempo de ocio o de descanso.
En la naturaleza, el concepto de ocio o descanso está asociado al estómago lleno y a la ausencia de depredadores. A la libertad de movimientos, al reposo y relajación de los sentidos. Al cese del estado de alerta. En el mundo animal, el tiempo de cópula está asociado a la libertad o tiempo libre del que dispone la especie; las especies más agresivas disponen de más control y de más tiempo y las más débiles prácticamente copulan sobre la marcha.
Cortejo y sexo en el reino animal
- El tiempo de cortejo o acercamiento es exactamente eso: el tiempo que un macho y una hembra disponen para erradicar actitudes individuales.
- El «celo» se encarga de aminorar y desactivar las características agresivas propias de cada individuo.
- El tiempo de cortejo es proporcional a la agresividad de cada especie.
- En las especies muy agresivas, tanto el macho como la hembra disponen de su propio espacio y solo lo comparten en periodos de celo o de crianza. Si viven en grupo se establecen jerarquías en las que sólo copula el macho más fuerte, aunque, por lo general, suelen ser las hembras las que lideran los grupos.
Sexo en los humanos
Volvemos al ser humano y al concepto de tiempo libre.
En las culturas tradicionales, agrícolas y ganaderas, el tiempo libre estaba íntimamente ligado a los tiempos de cosecha. Durante el periodo de siembra y hasta la recolección, se trabajaba de sol a sol y no quedaba mucho tiempo para expresiones artísticas o culturales. Y mucho menos para romances. El sexo, si se daba, era de forma tosca y sin cortejos. La procreación era un acto básico e instintivo, sobre todo para la mujer, que disfrutaba poco y se cargaba de hijos.
Sexo y cortejo
En todas las especies que usan la reproducción sexual, incluida la humana y, sobre todo, en los mamíferos, el tiempo de cortejo o acercamiento es necesario para equilibrar los tiempos de respuesta orgásmica entre los dos sexos.
Recordemos que la reproducción sexual fue originada para la evolución más rápida de las especies y que por, medio de la atracción sexual, se consigue unir a miembros de la especie con experiencias o cargas genéticas compatibles. Evolucionando de otro modo, sin cruzarse y tener descendencia, la especie hubiera tardado mucho más en llegar a nuestro estado evolutivo actual.
Ordenar el tiempo
Celebrando la abundancia de la cosecha
En tiempos de cosecha, y sobre todo si ésta era abundante, corría el vino y la sensación de celebrar una gran fiesta. Los hombres y las mujeres disponían de un tiempo libre de romería, de bailes y de disfrute personal. Desde tiempos inmemoriales, los tiempos de cosecha y reproducción, estuvieron asociados de manera casi natural y, aunque los seres humanos nos reproducimos durante todo el año, en libertad de horarios y de trabajo, tenemos «preferencia» por los meses del estío y del otoño para la fecundación.
En un principio, fueron las castas sacerdotales las encargadas de regular y ordenar los rituales y tiempos laborales de las gentes sencillas del campo, enseñándoles una visión de la vida, acorde con las necesidades sociopolíticas y económicas de cada momento.
Descanso y tiempo libre
La religión fue la encargada de ordenar el tiempo de descanso y las fiestas del pueblo. Era necesario adoctrinar a las gentes sencillas para que su mente estuviera satisfecha, comprendieran el porqué de los ritmos de la naturaleza y fueran capaces de adecuarlos a los ritmos cambiantes de la civilización.
Con los tiempos modernos, todo ese orden se vino abajo, el concepto de tiempo libre y descanso se alejó de las iglesias y fiestas de rigor, y se puso en manos de los sindicatos y turnos industriales. El hombre y la mujer civilizados, postmodernos e industrializados, disponen de tiempo libre y de ocio, tienen vacaciones, puentes, fiestas del trabajo y religiosas, conmemoraciones sociopolíticas y bajas por maternidad y enfermedad y, además, se jubilan. ¡Qué placer para los sentidos!
Intercambiando favores
El intercambio o relación sexual está, como todos los intercambios, sujeto a unas reglas: Todo el mundo sabe lo que es un intercambio cultural o artístico. Incluso, de niños, todos hemos conocido lo que era un intercambio de cromos, tebeos o juguetes. Los países intercambian delegaciones para conocer sus costumbres, su arte e incluso su idioma y se producen intercambios de ideas con el fin de enriquecernos mutuamente. Cuando intercambiamos algo personal, en una sociedad donde existe la propiedad privada, recibimos a cambio algo por el mismo valor o su equivalente en dinero.
El intercambio sexual ha sido llamado también intercambio de favores y, durante mucho tiempo, se utilizó como moneda de cambio ya que algunas hembras utilizaban sus cuerpos como una herramienta de placer a cambio de poder, estatus social o dinero. En la actualidad, también algunos hombres lo consideran un oficio rentable, ya que las mujeres de hoy día disponen de igualdad económica y social y algunas suelen comprar servicios sexuales masculinos para su placer personal.
El sexo y el amor, bien hechos, consumen tiempo, atención y energía
Solo sexo
Cuando el intercambio se produce desinteresadamente, y la atracción sexual (fruto del amor) es el único aliciente, el concepto de tiempo libre hace de nuevo su aparición. Tanto un hombre como una mujer con intenciones serias se sentirán más predispuestos y abiertos al romance, fuera de su horario laboral.
El sexo y el amor, bien hechos, consumen tiempo, atención y energía. Los tiempos de cortejo y acercamiento son proporcionales al tiempo que una persona necesita para «desnudarse», para alejarse y quitarse la máscara social que su ritmo laboral le imponga. Ha de dejar fuera de la cama las proyecciones impuestas por otros roles distintos al exclusivo de hombre y mujer, mejor dicho, de macho y de hembra. Al desnudarse tendrán que dejar en la percha, su oficio, su profesión, a sus hijos, si los hubiera, y a sus padres, si los tuvieran cerca y SER solo dos cuerpos compartiendo el momento de la unión sexual.
El sexo como una masturbación compartida
Entre parejas jóvenes, solteras y sin compromiso, la promiscuidad es algo natural y mantienen relaciones esporádicas, alejadas del concepto de evolución en pareja, cuyos fines suelen ser, generalmente, la gratificación personal de uno u otro miembro de la pareja. El coito se asemeja, en el mejor de los casos, a una masturbación compartida. Este tipo de relaciones fomenta la dependencia emocional y sexual, pues no permiten el acercamiento y equilibrio mental necesario entre personas que comparten algo tan íntimo como sus cuerpos. Estos jóvenes se centran en el fin y no tienen en cuenta el medio en el que ha de desarrollarse una adecuada relación sexual humana.
No estamos diciendo que el único motivo valido para el acto sexual sea la concepción de un hijo, pero sí que decimos que está implícito en su naturaleza: en todo acercamiento sexual sigue estando implícito el deseo de intercambiar, de crear una nueva realidad. Y la viabilidad de la pareja a lo largo del tiempo, se corresponde con las distintas motivaciones con las que se planteen sus encuentros sexuales y su íntima convivencia.
Antes de una relación sexual improvisada sería valido preguntarse:
¿Tendría sexo con este hombre si tuviera que ser el padre de mis hijos? ¿Tendría sexo con esta mujer si tuviera que ser la madre de mis hijos? Y observar las diferentes respuestas de nuestra mente ante esa incógnita.
El amar es un arte
El sexo consciente se convierte en un medio adecuado de comunicación y de compenetración. Y se aleja de su finalidad reproductiva para convertirse en un fin en sí mismo. En un arte, en una expresión de sentimientos particular y gozosa. En una forma de cultura y de relación con el medio. Finalmente, el intercambio sexual, como una expresión de amor y de sabiduría.
«Amazonas» va de cómo los humanos adquirimos la conciencia de género y de cómo superar los problemas que la diferenciación genérica ha generado en las personas. Para su mejor integración es recomendable descargar en primer lugar «Ser Mujer» y «Ser Pareja Hoy».