Toda persona tiene un Mapa emocional. UN itinerario invisible que se crea a lo largo de su infancia donde quedan señalizadas todas las circunstancias, positivas y negativas, relativas a los tiempos y espacios compartidos. En este mapa, personal e intransferible, se incluye también el tiempo dedicado a la lectura, cine o TV; las asignaturas escolares, preferidas u odiadas, la influencia de profesores, etc. Este mapa emocional determina nuestra relación con el pasado y genera una especie de cúpula de cristal, a modo de techo personal que superar.
Superar el tiempo de la infancia es superar tu lección de vida
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